es el testimonio de un grupo de mujeres heroicas que desde los primeros dÃas de la matanza desatada en Chile a partir del 11 de septiembre de 1973 ESTUVIERON AHÃ. Estar ahÃ, expresión sÃmbolo de que se hicieron cosas, de que se podÃa contar con ellas. Un sueño se rompió aquel ya lejano dÃa martes, transformándose en la peor de las pesadillas, y estas mujeres, que habÃan logrado derrotar al miedo, estuvieron ahà por mucho tiempo, diecisiete años, y las que siguen vivas, todavÃa están ahÃ. Un paÃs que olvida vuelve a repetir su historia señala el epÃgrafe del libro y debido a esa razón nuestras autoras se han propuesto, a través de los años que corren tras la derrota de la dictadura, no dejar que Chile olvide. Y en estas páginas las tenemos recordando sus angustias ante la persecución, los allanamientos, tanta muerte, pero también entregándole al mundo, con alegre orgullo, una cuenta de todo lo que realizaron: conseguir alimentos y ropas para las familias más desprotegidas por la muerte, la desaparición o el exilio de sus miembros; lanzar panfletos explosivos en las calles de Santiago; editar y repartir entre la gente incisivos folletos como La Hojita y Remolino; arrojarles cabezas de pescado a esos corruptos jueces que rehusaban otorgar recursos de amparo a los detenidos; representar en casas vecinales breves obras de teatro que reflejaran aspectos de la situación chilena; cambiar el nombre de la calle 11 de septiembre por el de Nueva Providencia en operaciones relámpago; rendir homenaje a los generales democráticos asesinados por la dictadura; y otras acciones. Cumpliendo un destino, construyendo una gesta, ellas estuvieron ahÃ, bravas, seguras, haciendo estas cosas que ahora nos cuentan con el propósito de que nada se olvide.
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